
Hoy es 19 de Julio, el ducentésimo día del año (201º en año bisiesto). Tal día como hoy un tal Agustín I de México fue fusilado por sus propios ciudadanos debido a tener el peor nombre de emperador posible. También coincide la fecha en la que los españoles bailaron a los franceses en Bailén y, según se hablaba en la Holland House, el general Castaños tiró un chiste legendario a un desconcertado Dupont. El mismo día que la Cosa Nostra hizo saltar a Paolo Borsellino por los aires. El día que ardió Roma. Y el día también, por qué iba a escribir esto si no, de mi cumpleaños. Me encanta una buena efeméride y no solo me quedo ahí si no que intento contagiar a los demás de esa fascinación por la coincidencia cósmica, líneas tangentes a la órbita que dibuja la traslación terrestre. Tal es mi capacidad para dar la lata que he llegado a conseguir que a mi expareja le hiciese ilusión haber nacido el mismo día que Franco.
En este mismo día, pero en 1870, estallaba la guerra franco-prusiana que estaría decantada semanas más tarde. Una blitzkrieg en toda regla que pillo a la aristocracia con el tiempo justo para hacer las maletas y a los Cornudets de turno con poco más que para ponerse a cantar. No los culpo, la falta de perspectiva histórica no les dejó ver que estos nuevos alemanes se ponían calentitos al ritmo del mercurio. Un espíritu belicista que reservaban con muy mala baba para las vacaciones. Más tarde llegaría la Gran Guerra un 28 de julio y tras ella la Segunda Guerra Mundial un 1 de septiembre. Me suena haber visto la figura de Bismarck con un fondo negro tras él y la cita “Las guerras son para el verano”, pero no estoy seguro, quizás era Einstein. Quiero llamar la atención aquí acerca del papel de España en el equilibrio geopolítico internacional. Como hábil trilero haciendo temporada en las Ramblas, sustituye la sed de sangre por sed de cerveza y alcohol de garrafón. Ríos de meadas y abrazos sudorosos como precio a pagar por la paz. Se nos valora poco.
Otro 19 de Julio nació el poeta de vanguardias ruso Vladímir Mayakovski. “Que aprendan los contemporáneos a escribir, y también los historiadores imbéciles. “Un notable poeta vivió una vida mezquina y sin interés.”” abría su poema Nacimiento de Mayakovski. Autor de culto para muchos y comúnmente citado por tíos de pelo recogido en bares con el objetivo único de follar (Yo lo acabo de hacer, pero ni estoy en un bar ni tengo pelo recogido). De vida y poesía imprevisible tuvo por contra una muerte bastante certera. Un tiro en todo el pecho apuntando al corazón, a quemarropa para no fallar. Método infalible que pide más valentía que puntería.
Algo más de tino requiere la compañía neerlandesa, ASML. Encargada de manufacturar la máquina más precisa del planeta, son los únicos que han conseguido mantener el pulso a la estresante ley de Moore con su tecnología de Extreme UV litography. Funcionamiento coral de un conjunto de complejísimas piezas en el cual una gota microscópica de estaño es disparada, dos veces por si acaso, por láseres para crear el plasma que sirve de fuente de luz. La onda rebota en el sistema óptico diseñado por la empresa alemana Carl Zeiss que termina por pintar un patrón en una oblea de silicio con una resolución equivalente a la de nuestro de ADN. Todo esto para fabricar los tan trendy microchips, también conocidos como semiconductores que, al igual que los pimientos, a veces conducen y otras no.
A diferencia de la ciencia, la historia no requiere de tal exactitud. Quiero decir, en ocasiones se busca, pero no es deseable. Por supuesto prefiero que los cristales de mis gafas sean de marca Zeiss, pero me da un poco de pereza el excesivo revisionismo histórico. Si alguien me dijera “Los espartanos no eran 300 en las Termópilas” o “En realidad Colón no fue el primer europeo en llegar a América, sino que los vikingos…” le respondería con un “Oye, tío, cállate ya”. No os confundáis, lo digo desde el más sincero amor hacia la disciplina. Y es que para aguar la fiesta ya existe la ciencia. Soy de la generación a la que a los 9 años nos dijeron que Plutón ya no era un planeta. ¿A qué clase de desalmado se le ocurre decir eso a un niño? Os lo digo yo, a un físico.
Hoy, 19 de Julio de 2022, se celebra el aniversario de muchas cosas. Algunas ocurrieron, otras ocurrieron en realidad el 18 o el 20 y otras nunca llegaron ocurrir. Algunas pasarán y se reducirán en la memoria a “el otro día”. Por lo pronto, estoy casi completamente convencido que hoy es mi cumpleaños así que os invito a tomar una copa a mi salud, yo lo haré por vosotros. Feliz cumpleaños a mí.
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